VICENTE REVUELTA REVUELTA, «EL SACRISTÁN DE VARGAS»

Se calcula que entre 1881 y 1959 casi cinco millones de españoles cruzaron el océano Atlántico rumbo al Nuevo Continente con el humano propósito de mejorar sus vidas. También se estipula que aproximadamente la mitad de estos migrantes lo hicieron entre 1900 y 1920. Aunque no tenemos datos de cuántos cántabros embarcaron hacia allá en esta época, sí sabemos que tuvieron a la isla de Cuba como su destino favorito, conformando progresivamente una de las colonias más activas y emprendedoras que enriqueció sin duda la variopinta sociedad cubana.
    En uno de aquellos barcos, que abarrotados de gente llegaban a la llamada «Perla del Caribe», navegaría en 1913 un chaval torancés, nacido en el pueblo de Vargas, lleno de esperanzas y también, seguramente, de tristezas y temores por lo qué le depararía su futuro. Su nombre, Vicente Revuelta Revuelta.
 
El vapor Infanta Isabel, de la compañía Pinillos, uno de los barcos que unía Santander con Cuba. Tardaba en hacer la travesía 8 días y medio. Revista La Montaña (La Habana), 11 de marzo de 1916.
 
    Era este mozuco hijo del matrimonio formado por Manuel Revuelta e Irene Revuelta y vino al mundo un 21 de septiembre de 1898, justo en aquellos aciagos días —cosas del destino— en que los puertos de España, entre ellos el de Santander, recibían con gran pena y consternación a los repatriados de la Guerra de Cuba, la última, aquella que perdimos gracias a la intervención yanqui y a otras causas más «domésticas». Parece ser —según leemos en la pequeña biografía que sobre este personaje figura en la página web de la Biblioteca Pública Saiz Viadero, de Penilla de Toranzo, lugar de donde hemos tomado la mayor parte de los datos biográficos para redactar esta entrada— que el pequeño Vicente había emprendido los estudios eclesiásticos, pero los abandonó, emigrando entonces a Cuba a la edad de 15 años, como ha quedado dicho.
    Ya establecido en La Habana trabajó en un almacén de paños y, aunque ocasionalmente, en las artes escénicas, desempeñando breves intervenciones como actor en el incipiente cine mudo cubano de los años 20. Pero lo que realmente le llenaría, y por lo que sería conocido —y reconocido—, fue el periodismo y la poesía, siendo colaborador con mayor o menos asiduidad y fortuna de diversas publicaciones hispanas de la isla, como El Correo Montañés, El Debate, DM, Vida Española y, sobre todo, en la revista La Montaña, que era el medio de comunicación escrito por antonomasia de la colonia cántabra en Cuba. Aquí publicaría con cierta asiduidad sus poesías, todas ellas cargadas de sentimentalismo, en donde se hacía patente su añoranza de la familia, de la casa en Vargas —su «casita blanca», que decía— y, en definitiva, de la tierra que le vio nacer y crecer. Las composiciones de tipo folclórico, que también eran recurrentes en su repertorio, hablaban igualmente de su ligazón a la tierra cántabra y torancesa. Es en esta tarea literaria cuando, en prueba de su estirpe y procedencia, firma sus escritos con el conocido seudónimo de El Sacristán de Vargas, ello recordando, sin duda, su pasado eclesiástico.
 
Vicente Revuelta Revuelta con 22 años. Revista La Montaña (La Habana), 8 de mayo de 1920.

«En Vargas tengo la casa,
en Carandía la huerta;
en Renedo los amores,
y en Quijano la firmeza»[1].

«Para baños, Puente Viesgo,
Castañeda para ranas;
pero en muchachas bonitas,
Vargas se lleva la plana»[2].

    Consultando la mencionada revista La Montaña averiguamos que Vicente fue un militante activo del «montañesismo» cubano a través del Centro Montañés, verdadera casa de los expatriados cántabros en la isla caribeña, del que fue socio y activo colaborador en uno de sus apéndices, La Juventud Montañesa, sociedad integrada por el elemento más joven y entusiasta de la colonia y de la cual Vicente fue vocal. Una de sus actividades más sonadas —y seguidas— era la organización de galas benéficas con el fin de recaudar fondos para asistir a causas que necesitaban ayuda, especialmente aquí, en Cantabria, como la puesta en marcha de La Gota de Leche o el socorro de los damnificados de naufragios marinos. Nuestro bardo en dichas fiestas siempre figuraba en el cartel de participantes, recitando sus celebradas poesías, llenas de sentimientos nobles y, sobre todo, de «murria», por lo que fue un hombre muy apreciado y querido por sus compatriotas emigrados.
 
«A mi pueblo», poesía dedicada a su hermano Venancio. Revista La Montaña (La Habana), 17 de agosto de 1919.

    El Sacristán de Vargas publicó dos libros en Cuba de carácter nostálgico, los cuales hemos intentado localizar sin éxito: Suspiros del emigrante (1921) [3]  y Momentos; Poesías (1924), del cual decía un redactor de La Montaña que «había momentos de alta e inspirada emoción lírica», y que estos [los momentos] eran «tan frecuentes en el joven poeta montañés que llenan casi todo el libro, como una deliciosa ‘suite’ de cantos de ininterrumpida belleza». Figuró también en la antología poética Los argonautas (1924), de José María Uncal. En 2003 el investigador cubano Jorge Domingo Cuadrillero incluiría una breve semblanza literaria de nuestro biografiado en su obra Los españoles en las letras cubanas del siglo XX. Diccionario biográfico, cuyos datos han servido para que los responsables de la biblioteca de Penilla hayan elaborado la biografía que nosotros hemos tomado como referencia. Ya en los años 30 fue redactor y administrador de las revistas Mundo Femenil y Letras.
 
Portada del libro Suspiros del emigrante, publicado en 1921 con un prólogo de José María Uncal, insertada en la primera plana de la revista La Montaña del 30 de septiembre de 1921.

    En el plano familiar, se casó con la también española Silvia Planas, emigrante como él, de la cual sabemos que, ya en su vejez, participaría en varias películas. De este matrimonio nacieron dos retoños: Raquel y Vicente Revuelta Planas, que, como no podía ser de otra manera, fueron unos destacadísimos intérpretes del teatro, el cine, la radio y la televisión de Cuba y México. Ella, Raquel, nació en 1925 y murió en 2004 y parece ser que fue la única de la familia que visitaría el pueblo natal de su padre, Vargas, cosa que hizo en 1992. Su hermano Vicente nació en 1929 y murió en 2012. Ambos vinieron a este mundo y lo dejaron en su querida Cuba. A ellos, por ser hijos de torancés y por tener unas biografías dignas de recuerdo, les dedicaremos en su momento un espacio particular en la alargada sombra de esta Cajiga.
    Vicente Revuelta Revuelta, «El Sacristán de Vargas», murió en La Habana el 17 de agosto de 1977 después de haber regresado a su Vargas querida [4], a su «casita blanca», durante un tiempo en los últimos años de su intensa vida , a su «casita blanca». Sirvan estos párrafos para homenajearle y que de alguna manera su memoria no se pierda.
 

¡Blanca casita de mis amores,
nido bendito de mis mayores,
reliquia santa donde moré,
edén hermoso de paz y calma,
acepta el canto que con el alma,
yo que te quiero te cantaré!
¿No he de cantarte con alegría
cuando en ti mora la madre mía
a quien adoro con ilusión?…
¡Mi madre buena, mi madre santa!…
¿No he de quererte, casita blanca?…
¿No he de cantarte con fe y pasión?…


[1] Revista La Montaña (La Habana), 14 de octubre de 1916.
[2] Revista La Montaña (La Habana), 13 de enero de 1917.
[3] Sobre este libro se publicaría un interesantísimo reportaje, firmado por Juan de las Cárcobas, en la revista La Montaña del 20 de octubre de 1921. En él nos enteramos, entre otras cosas, que Vicente tenía dos hermanos, llamados Agustín y Venancio.
[4]
Esta información y la fotografía que la acompaña nos la hizo llegar muy amablemente Miguel Peña, sobrino nieto de Vicente Revuelta.

 

Ramón Villegas López
Editor

Comentarios

  1. He encontrado por esos azares de la vida, hoy, 10 de enero de 2024 esta remembranza de Vicente Revuelta. Soy su bisnieto. Tengo copias de su libro "Momentos" que con gusto puedo facilitar. Qué emocionante ha sido encontrar que todavía se rememora a quienes quisimos y tuvimos cerca en vida. Gracias por estos recuerdos. Envié el enlace a mi tío, mis hermanos y amigos. Todos somos retoños de la semilla que llevó a Cuba VIcente Revuelta Revuelta.

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