LA IGLESIA DE SAN JORGE EN SANTIURDE DE TORANZO

    Poco se ha escrito acerca del patrimonio constructivo torancés, que es rico y variado, tanto en lo civil como en lo religioso, pues en el valle se conservan (milagrosamente en muchos casos) torres medievales, casonas y palacios de hechuras notables, puentes históricos, iglesias, ermitas… De esto último, de arquitectura sacra, va la presente entrada.
    Nos acercamos al pueblo de Santiurde, la capital del valle durante muchos siglos, el lugar donde tenían efecto las reuniones de las personas que administraban la «cosa común» de Toranzo. Aquí existe una de las más primitivas iglesias de la comarca, la que dio el nombre al mismo pueblo de Santiurde. Nos referimos a la parroquial de San Jorge, aquel santo y mártir cristiano tan popular como enigmático, conocido en toda Europa por la famosa leyenda del dragón.
    Apuntamos que esta iglesia es muy antigua porque vetustos documentos así lo dicen, además de las evidencias arquitectónicas primitivas que se conservan de su actual fábrica, que más adelante referenciaremos. Dice sobre lo primero la recordada historiadora Carmen González Echegaray que «las primeras noticias del lugar de Santiurde las encontramos en la España Sagrada del P. Flórez [1]. Después de una donación hecha al obispo Gómez, aparece el siguiente párrafo: “El año siguiente, 1093, le dieron Gonzalo Muñoz y su mujer Sendina [2]  Rodríguez un solar en el Valle de Toranzo, donde decían San Jorge (Santiurde), con la heredad perteneciente, que fue de sus padres. Dado a Dios y a Santa María de la Sede Burguense, fechado en sábado a 4 de las nonas de abril, era MCXXXI (año 1093), cuya letra dominical B. da un sábado el día 2 de abril”»[3] .
 
Vista exterior de la iglesia de San Jorge de Santiurde de Toranzo. Fotografía R. Villegas.
 
    En esta misma obra, el padre Flórez escribe que «en el año 1130, en la Catedral de Burgos, confirmó el Rey (Alonso el emperador) a favor de don Simón y canónigos, una donación hecha dos años antes, sobre el Monasterio de San Jorge, en el territorio de Toranzo, dándole exenciones de servidumbre. Entre los confirmantes uno es Abbas Romanus Santi Anderii; otro (sin expresar el nombre) Abbas Santae Julianae de Asturiis» [4] .
    A mediados del siglo XIV, en el famoso libro de las Merindades de Castilla, conocido también como Becerro de Behetrías, realizado en los tiempos del rey Pedro I de Castilla, se refiere a este pueblo como «Sant Yurde de Valdetoranzo», anotando que era lugar solariego y realengo. En el momento en que se confeccionó el citado apeo (año 1352) había en Santiurde un solar de esta última condición que estaba yermo, declarando los informantes que esto ocurría desde no sabían «quanto ha». Los que eran de carácter solariego tenían como señor a un tal «Gutier diez de Zaballos», no especificando el documento cuántos habían.
    De todos estos datos se puede sacar como conclusión que tanto la iglesia como el caserío que se formó a su alrededor eran muy antiguos, aunque poco poblados, de ahí que nos encontremos ante un edificio de humildes dimensiones, muy semejante al de la iglesia de San Martín en el cercano Pando, que también es románica. Es de una sola nave orientada al saliente y construida toda ella de mampostería, excepto los vanos y los esquinales. Su espadaña tiene dos troneras decoradas con imposta de bolas, rematada por un tejadillo a doble vertiente. La cornisa del tejado aparece también decorada con una hilera de bolas, muy habitual en el románico de los pequeños concejos de los valles cántabros. Por último hay que destacar que por debajo de la espadaña, en el hastial oeste, hay una ventanilla geminada de arcos de medio punto, separados por una columnilla o pilar cuadrado. En la fachada principal, encima del portal, conserva otra pequeña ventana muy sencilla, de arco de medio punto, y la puerta principal, sin decoración ella, la cual creemos que es la original.
 
Campanario y alero con decoración de imposta, bolas y ventana geminada, elementos claros del estilo románico. Fotografía R. Villegas.

    En el interior hay que mencionar la pila bautismal, seguramente también de época románica y, sobre todo, un San Jorge barroco, que Carmen González Echegaray dice que es del siglo XVII, bastante bien conservado, y un magnífico lienzo con la Virgen de Guadalupe que tiene una leyenda a modo de dedicatoria que pone: «A DEVOCION DE DN. ALVARO GONZALEZ DE LA PORTILLA. EN MEXICO, POR JOSE DE IBARRA. AÑO DE 1740».
 
Talla barroca de San Jorge conservada en el interior de la iglesia. Fotografía procedente del libro Toranzo. Datos para la historia y etnografía de un valle montañés, de Carmen González Echegaray (1974).

    Volviendo al exterior de la iglesia, no podemos pasar por alto el portal, el cual está provisto de una bancada de piedra y un suelo cubierto de pequeños cudones (piedras de río) incrustados. Todo el conjunto, de una gran rusticidad, rezuma carácter montañés por las cuatro esquinas. Aquí tenían lugar hasta no hace mucho tiempo las asambleas del concejo de Santiurde, convocado previamente a son de campana tañida.
    Otra cuestión que denota la antigüedad del templo es la existencia en su alrededor de una necrópolis de tumbas de lajas, que el que esto escribe aún recuerda cuando de chaval correteaba por allí. Sobre este particular, el arqueólogo y estudioso Ramón Bohigas Roldán en 1986 anotaría que «en la parte exterior de su cabecera aún se aprecia parte de la caja de una tumba de losas, cuyo extremo invisible parece estar dispuesto bajo el muro de la iglesia» . Así mismo, en el otoño de 2010, en el transcurso de unas obras que se estaban realizando a la vera de la iglesia, en el terraplén contiguo que antaño separaba este lugar de la vía férrea del tren del Astillero a Ontaneda, aparecieron medio destrozadas ya por la acción de las palas excavadoras varias tumbas de este tipo, con restos humanos aún en su interior. Este hecho tuvo cierta repercusión mediática al ser denunciado a las autoridades pertinentes. Sobre las conclusiones de los técnicos de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria que se hicieron cargo de los restos nada sabemos.
 
Restos de una tumba de lajas existente junto a la iglesia, fotografiada por Ramón Bohigas Roldán en 1986.
    
    Por último, decir sobre esta iglesia que los especialistas en la materia datan su construcción —como casi todas de las de su especie— entre finales del siglo XI y finales del XII. Curiosamente es mencionada por la mayoría de estos especialistas, menos por los que han elaborado la Enciclopedia del Románico, gran obra que en tres tomos trata sobre este tipo de arquitectura religiosa en nuestra región, cuya coordinación estuvo a cargo de M. A. García Guinea.

[1]  P. FLÓREZ: España Sagrada, Tomo XXVI, Madrid, 1771, p. 225.
[2]  En el contiguo pueblo de Acereda existe una pradería llamada Sindina.
[3]  GONZÁLEZ ECHEGARAY, María del Carmen: Toranzo. Datos para la historia y etnografía de un valle montañés, Institución Cultural de Cantabria, Santander 1974, p. 193.
[4]  P. FLÓREZ: España Sagrada, Tomo XXVI, Madrid, 1771, p. 254.
[5]  BOHIGAS ROLDÁN, Ramón: Yacimientos arqueológicos medievales del sector central de la Montaña Cantábrica. Tomo Primero, Monografías Arqueológicas, nº 1, Asociación Cántabra para la Defensa del Patrimonio Subterráneo, Santander 1986.


Ramón Villegas López
Editor

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